miércoles, 22 de agosto de 2007

¿Comenzamos o no?

Me refiero a la Liga BBVA (Segunda División). La Primera División, por el momento, me resbala.

Resulta que a estas alturas agosto todavía no sabemos si el sábado comienza la Segunda División o no. El culpable no es otro que el recién creado Granada 74, antiguo Ciudad de Murcia.

Te contaré brevemente la historia, de forma muy resumida.

Finaliza la temporada y el Granada 74 adquiere el 100% de las acciones del Ciudad de Murcia. A continuación, los nuevos dueños hicieron un cambio de nombre y de domicilio social para trasladar el club a Granada. En Granada no les quieren dejar jugar, pese a la huelga de hambre comenzada por su presidente. Comienzan a buscar sede en pueblos cercanos a Granada donde poder disputar sus partidos (al final los jugará en Motril). Mientras tanto, la RFEF se empeña en no querer aceptar este hecho y ha recurrido a la FIFA y a la UEFA para que medie. Éstos dicen que están de acuerdo con la Federación e instan a la LFP para que no deje participar al Granada 74. Pero la LFP está de acuerdo con su participación... vamos, que esto es un lío que no sabemos cómo acabará, y si lo hará antes del sábado, día en el que juega el Hércules.

¿Y yo qué quiero? Yo quiero que la liga comience el sábado y, a ser posible, que el Granada 74 no la empiece. Lo siento por ellos, pero más lo siento por la poca afición que haya podido hacer el Ciudad de Murcia durante estos pocos años de vida. Creo que si finalmente se acepta el cambio de nombre y de sede de un equipo de fútbol de categoría profesional se crearía un precedente peligrosísimo en este deporte. Ya no me gustó la ley Bosman, que cambió radicalmente el fútbol como lo conocíamos. Iré más allá, que cuatro equipos de un país disputen la Liga de Campeones, ¡3 cambios permitidos por equipo durante un partido!, ¿la Intertoto?... no, no me gustan los cambios en el fútbol.

Todavía recuerdo aquél verano de 2000, cuando todo parecía indicar que el Hércules iba a desaparecer. Y ahora, ¿te imaginas que alguien venga, pague por el Hércules y se lo lleve a otra ciudad?

Y yo me pregunto... en todo esto asunto, ¿a nadie le importa lo que piense la afición que, al fin y al cabo, son los que mantienen al fútbol y a los que les rodean? La respuesta parece evidente, un NO rotundo.

Dayán, esto del fútbol se está convirtiendo en un cachondeo. Y, sinceramente, está comenzando a dejar de tener gracia.


Referencias: www.marca.es